Por Christopher Witko[1] y Alejandro M. Estévez[2]
En el ámbito de las políticas públicas, se distinguen dos grandes corrientes. La primera, conocida como la “teoría del proceso de políticas públicas”, tiene un enfoque científico y busca explicar las decisiones públicas basándose en hechos. La segunda corriente, denominada “Policy Analysis”, aunque también se fundamenta en la ciencia, se orienta a mejorar o hacer más eficientes las decisiones. Por esta razón, en esta corriente se habla de “buenas decisiones” o “buenas prácticas”. Nos centraremos en una explicación de este segundo enfoque.
En el ámbito de la medicina, es común hablar de “malapraxis” médica, que provoca grandes daños o sufrimientos innecesarios a los pacientes. De manera similar, en las acciones gubernamentales existe el concepto de “malapraxis gubernamental o política”, refiriéndose a decisiones negligentes, incompetentes o corruptas por parte de políticos o funcionarios públicos que resultan perjudiciales para la sociedad o las instituciones democráticas. Un gobierno, ya sea progresista o conservador, puede tomar decisiones que, desde un punto de vista normativo, sean consideradas malas o dañinas. Este artículo se centrará en analizar estas malas prácticas gubernamentales.
Las causas más usuales de la mala praxis en política que se encuentra en la bibliografía encontramos a:
- Incompetencia y falta de formación: La competencia y la formación adecuada son esenciales para los cargos públicos. La falta de preparación puede llevar a decisiones erróneas o mal informadas, afectando negativamente la gestión gubernamental.
- Mala comprensión del problema: Muchos políticos o actores políticos, e incluso una buena parte de la opinión pública, pueden tener una comprensión errónea o superficial de cómo funciona un problema determinado. Si nuestras teorías sobre un problema son incorrectas, las decisiones que tomemos serán, sin duda, inadecuadas.
- Mala información: Muchos problemas públicos son extremadamente complejos, lo que dificulta su abordaje de manera simplificada. Como resultado, a menudo se proponen soluciones inapropiadas para problemas de gran envergadura.
- Debates de mala calidad: A menudo, los debates destinados a esclarecer los problemas públicos logran el efecto contrario, generando confusión o incluso creando nuevos problemas imprevistos.
- Corrupción: Cuando un tema está dominado por la corrupción, incluyendo sobornos, nepotismo, malversación de fondos e información opaca o malintencionada, se socava la confianza pública y se obstaculiza el funcionamiento eficiente del gobierno.
- Falta de transparencia: La transparencia es un requisito fundamental en las decisiones públicas, aunque no siempre es la norma. La falta de transparencia puede dar lugar a prácticas deshonestas y perjudiciales, debilitando la integridad del gobierno y la confianza de los ciudadanos.
- Algunas sociedades enfrentan grandes dificultades para establecer consensos que permitan abordar soluciones a sus problemas. Cuando no existe una «práctica o actitud social» que fomente ciertos consensos básicos, todas las decisiones que se tomen estarán afectadas por esta debilidad y, por lo tanto, serán vistas como una imposición, ya sea temporal o duradera. Sin una base común de entendimiento, las soluciones adoptadas carecen de legitimidad y sostenibilidad a largo plazo.
Y como ocurre en toda actividad humana, estas causas pueden manifestarse de forma conjunta o individual o mezcladas en distintas proporciones, variando según el contexto histórico. Por analogía y como decía Batman en la serie de la década del 60, “el delito nunca descansa”, en políticas públicas, los problemas no dejan de transformarse.
Como en toda actividad humana, estas causas pueden manifestarse de forma conjunta, individual, o mezcladas en distintas proporciones, variando según el contexto histórico. Análogamente, tal como decía Batman en la serie televisiva de la década de los años 60, «el delito nunca descansa»; en las políticas públicas, los problemas están en constante transformación.
Pero si las causas son importantes, las consecuencias de la mala praxis en políticas públicas no es un tema menor. Entre los principales efectos, podemos señalar:
- Impacto en la confianza pública: Los escándalos y las malas prácticas erosionan la confianza de los ciudadanos en sus representantes y en el sistema político en general. Esta desconfianza puede llevar a una mayor apatía política, baja participación electoral y un aumento del escepticismo hacia las instituciones democráticas. En consecuencia, la legitimidad del gobierno se ve comprometida, dificultando la gobernabilidad y la implementación de políticas efectivas.
- Desempeño gubernamental ineficiente: La mala praxis conduce a la implementación ineficaz de políticas públicas, con un desperdicio significativo de recursos y fallos en la prestación de servicios esenciales. Por ejemplo, la falta de competencia y formación adecuada puede resultar en proyectos mal planificados y ejecutados, generando sobrecostos y retrasos. Además, la mala comprensión de los problemas y la información deficiente pueden llevar a soluciones inadecuadas que no abordan las causas subyacentes, perpetuando los problemas en lugar de resolverlos.
- Debilitamiento de las instituciones democráticas: La mala praxis puede debilitar las instituciones democráticas y poner en riesgo la estabilidad política y social. La corrupción y la falta de transparencia fomentan un ambiente de impunidad y desigualdad, socavando el estado de derecho.
- Pérdida de respeto por las normas e instituciones democráticas, incentivando comportamientos autoritarios o populistas. Sin un marco institucional sólido, la capacidad de la sociedad para resolver conflictos de manera pacífica y efectiva se ve seriamente comprometida.
Pero si analizamos algunos ejemplos de mala praxis en las decisiones públicas, podemos encontrar el siguiente listado:
- Incompetencia y falta de formación: Decisiones erróneas pueden llevar a crisis económicas, como la implementación de políticas fiscales inadecuadas que agraven la recesión en lugar de aliviarla.
- Mala comprensión del problema: Políticas de reconversión laboral mal diseñadas pueden aumentar el desempleo en lugar de reducirlo, al no abordar las causas subyacentes como la pobreza y la falta de oportunidades educativas.
- Mala información: La complejidad de problemas como el cambio climático puede ser subestimada, resultando en políticas insuficientes que no mitiguen los efectos negativos, empeorando desastres naturales.
- Debates de mala calidad: Los debates polarizados y desinformados pueden resultar en divisiones sociales profundas, dificultando la colaboración necesaria para enfrentar desafíos nacionales.
- Corrupción: Los fondos destinados a la educación, la salud o la vivienda pública, pueden ser desviados, dejando a las instituciones críticas sin los recursos necesarios para funcionar adecuadamente, afectando la calidad de vida de los ciudadanos.
- Falta de transparencia: La opacidad en la toma de decisiones puede desencadenar movimientos de protesta y descontento social, desestabilizando el orden público y creando un ambiente de incertidumbre.
Las repercusiones de la mala praxis en las políticas públicas van más allá de la eficacia y la ineficiencia gubernamental. Estas malas prácticas impactan negativamente en el desarrollo socioeconómico y en la cohesión social, generando un círculo vicioso que perpetúa la mala gestión y la desconfianza pública.
Este círculo vicioso se inicia con la toma de decisiones ineficaces que no abordan los problemas de fondo, perpetuándolos y empeorándolos. La ineficiencia y la falta de transparencia generan desconfianza en la ciudadanía, erosionando la legitimidad del gobierno y dificultando la implementación de nuevas políticas. Esta desconfianza pública limita la capacidad del gobierno para actuar de manera efectiva, conduciendo a una mala gestión recurrente que vuelve a iniciar el ciclo.
Para romper este círculo vicioso, es necesario abordar los problemas de manera gradual y estratégica. Utilizando la analogía de «un elefante no se come entero, se lo hace en fetas», se debe dividir los problemas grandes y complejos en partes más manejables. En este proceso de «cortar» los problemas, la política juega un papel fundamental. Su capacidad para construir consensos y establecer prioridades es crucial para abordar los desafíos de manera efectiva.
Sin embargo, las tendencias actuales de «espectacularización de la política y las decisiones públicas» no contribuyen a reducir la mala praxis. En cambio, este enfoque distrae la atención de los problemas reales y dificulta la búsqueda de soluciones duraderas. Un enfoque gradual y basado en la evidencia permite una mejor comprensión de los problemas complejos y facilita la implementación de soluciones efectivas. Este enfoque, junto con una política responsable y transparente, es esencial para romper el círculo vicioso de la mala praxis y construir un futuro mejor para la sociedad.
[1] Professor of Public Policy and Political Science. Director, College of the Liberal Arts Graduate Career Diversity Program in PennState University.
[1] Profesor e investigador de Políticas Públicas, en UNLZ/UBA/UTDT, Argentina.
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