Por Mario Helfenstein.

A partir del miércoles 1 de enero de 2025, las recetas digitales son obligatorias en todo el
país, marcando un cambio histórico en el acceso a la salud. ¿En qué consiste esta nueva
medida? ¿Qué cambios genera? ¿es negativa o positiva?


A partir del primero de enero de 2025, se oficializó en nuestro país la obligatoriedad de las
recetas digitales para la prescripción de medicamentos, estudios y prácticas médicas. Esta
modificación se enmarca en la Ley N. 27.533 y su correspondiente reglamentación
mediante el Decreto 345/2024, cuyo principal objetivo es digitalizar y optimizar el sistema de
salud en todo el territorio nacional. La receta manuscrita permanecerá como condición de
excepción en zonas de difícil acceso, sin conectividad o en caso de interrupciones
eventuales del sistema, según confirmó la cartera sanitaria.


Este nuevo sistema de receta digital se apoya en plataformas tecnológicas registradas en el
Registro Nacional de Plataformas Digitales Sanitarias
, las cuales deben cumplir con
estándares de seguridad y garantizar su interoperabilidad (para que las recetas puedan ser
presentadas en cualquier farmacia del país), las plataformas también deben proteger los
datos personales. Por otro lado, para los profesionales de la salud, la medida implica la
necesidad de registrarse en la Red Federal de Registros de Profesionales de la Salud del
Sistema Integrado de Información Sanitaria Argentino (SISA).


Esta nueva reglamentación trae tanto beneficios como desafíos. Entre los beneficios
podemos incluir:


Reducción de errores médicos: La digitalización evita los errores de interpretación en
las recetas.


Mayor fiscalización: este tipo de recetas dificultan la falsificación de documentos,
reduciendo el uso indebido de medicamentos.


Sostenibilidad: Se reduce el uso de papel, lo cuál genera una reducción en el
impacto ambiental.


Seguridad: La necesidad de los profesionales a registrarse en el SISA permitirá que
los ciudadanos comprueben que están siendo atendidos por profesionales,
verificando su matrícula y habilitación en el sitio web.


Por otro lado, entre los desafíos de las recetas digitales se encuentran:


Acceso a la tecnología: No solo no todos los profesionales de la salud y las
farmacias cuentan con recursos para implementar la digitalización de las recetas,
sino que también no todos los ciudadanos saben cómo funciona o ni siquiera tienen
acceso a un teléfono celular, por lo cuál paralelamente debería existir una
capacitación para los profesionales y adultos mayores a los cuáles se les dificulte
esta digitalización.


Interoperabilidad: Si bien antes mencionamos que es obligatoria la interoperabilidad
entre plataformas, lograr que esto suceda es complejo y pasará un tiempo hasta
conseguir que todas las jurisdicciones se adapten a este nuevo sistema unificado.


A pesar de estos obstáculos, desde IME pensamos que esta implementación de las
recetas digitales representa un avance en nuestro país y que podría mejorar nuestro
sistema de salud.
Hay que tener en cuenta que los países más desarrollados
implementan hace años este sistema. También innovaremos en la región ya que en
el resto de los países de Latinoamérica las recetas digitales son aceptadas, pero no
obligatorias. Este cambio refleja un compromiso con la digitalización y la
modernización de los servicios públicos.

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